Historias de Pioneros - Jangadas - Desde Alba Posse a San Javier por el Rio Uruguay - Misiones, Argentina

Foto de una Jangada - Los troncos de madera rio abajo
Imagen: Panoramio.com 

“Los primeros pobladores llegaron del Brasil. Algunos cruzaron directamente el río, otros bajaron o remontaron el mismo desde distintas latitudes. El tráfico normal era de Alba Posse a San Javier ya que tenía comunicación terrestre con Posadas: desde allí se recibían mercaderías y correspondencias. El tráfico por el río era muy difícil debido a las correderas, sobre todo en las épocas de bajantes. Según cuenta Emilio Baéz, empresario de transporte fluvial, “una lancha solía remolcar tres barcazas de seis a diez toneladas de capacidad de carga. Para subir las correderas se remolcaba una barcaza por vez,  (varias veces, cuando el río estaba muy bajo, había que descargar parte de la mercadería sobre las piedras, llevar la barcaza a hombro hasta las aguas profundas y volver a cargarlas.) En una misma barcaza se transportaban mercadería general y pasajeros. En situaciones normales, para unir San Javier con Alba Posse, se tardaba tres días pero si el río estaba muy bajo llevaba más tiempo porque había que descargar, abrir el pedregullo, y hacer pasar las embarcaciones que iban tocando fondo. Es decir, la navegación variaba según el nivel de las aguas. Cada barcaza tenía dos tripulantes, uno en el timón, para conducirla, y otro en la proa, para regular la piola gruesa de 2” de espesor, pues según los lugares había que acortarla o alargarla y ayudar con un “botador” (madera de tres metros y medio de largo). En algunos casos era necesario saltar al agua, y hacer fuerza con el hombro para enderezar la embarcación porque podía llegar a tumbarse y hundirse. Cuando el río bajaba a consecuencia de grandes sequías se suspendía la navegación. Recuerda Malbino Muller que en tres oportunidades bajó en canoa por el río con dos acompañantes, desde Alba Posse a San Javier, para traer mercaderías esenciales en épocas de sequía.
La navegación por el río siempre era peligrosa: si estaba bajo, por las piedras de las correderas; y si estaba crecido, porque formaba remolinos “tragadores” o empujaba hacia la costa.
Emilio Baez cuenta que en una ocasión en que debía bajar por la corredera de Comandaí, aguas arriba de San Javier, pidió a la tripulación que observaran el color de sus rostros que estaban normales, y que volvieran a mirarse al finalizar el recoorido: estaban pálidos del miedo que les causó el cruce. Para descender las jangadasdependían de la crecida debido al peligro de las correderas, por eso a veces tenían que esperar más de un mes para ser transportadas aguas abajo. Recién cuando el río crecía y el nivel de las aguas subía - para luego bajar lentamente -  se largaban las jangadas que esperaban en la costa y en los afluentes. Muchos vecinos cuentan que veían pasar frente a Alba Posse más de 50 jangadas por día, con banderas argentinas y brasileñas, de madera rolliza hacia Santo Tomé, Paso de los Libres, Federación, o a puertos brasileños y uruguayos. Cada jangada era tirada por una lancha; una segunda la enderezaba desde atrás y dirigía para que no chocara contra la costa. Era un espectáculo ver remontar el río a varias lanchas juntas, como las de “Chapecó”, no sólo por la bandera brasileña, sino también porque estaban pintadas de color verde y amarillo."

Fuente: Diario El Territorio - Posadas - Autor: En su libro Alba Posse, avanzada colonizadora del Alto Uruguay, Julio Boher, le dedica un capítulo al vínculo desarrollado a traves del río.

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